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La decisión por consenso es un proceso de decisión que busca no solamente el acuerdo de la mayoría de los participantes, sino también persigue el objetivo de resolver o atenuar las objeciones de la minoría para alcanzar la decisión más satisfactoria. A la vez consenso significa: a) un acuerdo general, y b) un proceso para alcanzar dicho acuerdo. La toma de decisión por consenso trata fundamentalmente del proceso.
La promesa de la toma de decisión por consenso [editar]
Más que por voto, la toma de decisión llega por el encuentro de un «consenso espiritual». Fue desarrollada por una sociedad religiosa amistosa (Cuáqueros) en los inicios del siglo XVII y está en uso hasta hoy en día.
Recientemente, ha existido un desarrollo considerable en la toma de decisión por consenso. Por ejemplo, el consenso cuáquero ha sido adaptado a una variedad de escenarios hoy en día. También, varias comunidades intencionales han desarrollado procesos que son incluyentes y efectivos. Dos de esas modalidades de consenso en la toma de decisión se detallan abajo:
Decisión cuáquera basada en consenso [editar]
El modelo usado por los cuáqueros es efectivo porque pone en pie una estructura simple que lleva al grupo hacia el consenso. El modelo cuáquero funciona bien cuando se emplea en ambientes seculares porque da a todos la oportunidad de hablar y al mismo tiempo limita las discrepancias potenciales (por ejemplo, las personas que buscan tiempo al aire ilimitado, o que tienen un particular eje de seguimiento).
Los siguientes aspectos del modelo cuáquero pueden ser efectivamente aplicables en cualquier proceso de toma de decisión por consenso:
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- Se comparten múltiples puntos de vista e informaciones hasta que el sentido del grupo se clarifique.
- La discusión implica el escuchar activamente y el compartir información.
- Las normas limitan el número de veces que se puede pedir la palabra para asegurar que cada quién sea ampliamente escuchado.
- Las ideas y soluciones pertenecen al grupo; no se guarda ningún nombre o autor.
- Las diferencias se resuelven por discusión. El facilitador identifica las áreas de acuerdo y señala los desacuerdos para empujar la discusión más afondo.
- El facilitador articula el sentido de la discusión, pregunta si existen preocupaciones, y propone una minuta para la decisión.
- El grupo como un todo es responsable de la decisión, y la decisión pertenece al grupo.
- El facilitador puede discernir si aquel que se opone a la decisión está actuando sin importar el grupo o de una manera egoísta.
- Son acogidas las perspectivas de los opositores.
- -Adaptado de, A Comparison of Quaker-based Consensus and Robert’s Rules of Order, Quaker Foundations of Leadership, 1999, Earlham College [1]
La creencia en una humanidad común y la habilidad de decidir juntos son componentes claves de las decisiones cuáqueras por consenso. La meta es la unidad, no la unanimidad. Asegurar que los miembros del grupo hablen una vez hasta que los otros sean escuchados alienta una diversidad de pensamiento. El facilitador sirve al grupo más que actuar como persona a cargo. Al articular el consenso emergente, los miembros pueden ser claros en sus decisión, y, como sus puntos de vista han sido tomados en cuenta, es posible que muy probablemente den su apoyo.
Uso de tarjetas de color [editar]
Algunas comunidades intencionales han usado la toma de decisión por consenso con buenos resultados. En muchos casos, con grupos de covivienda, donde las decisiones deben tomarse dentro de límites de tiempo. Así pues la eficiencia es importante. Si el grupo genuinamente quiere tomar decisiones por consenso, se requiere un método efectivo. Una discusión abierta necesita ser animada por un proceso que lleve a una buena decisión en un tiempo razonable y que tenga el apoyo de todos. Varias técnicas han sido aplicadas donde se ha logrado esto. Uno de estos métodos consiste en el uso de tarjetas de color (verde, amarilla, roja)
En algunos grupos, las tarjetas son usadas de dos maneras; una para la discusión y otra para la decisión.
Para la discusión [editar]
El miembro del grupo que desean hablar, levanta una tarjeta.
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- Una tarjeta verde significa «tengo algo que decir» o «tengo una pregunta». Cuando varios miembros del grupo sostienen una tarjeta verde, los que quieren hablar, son apuntados en el orden en que surgen. Cada persona habla en su turno, de forma similar a la toma de decisión cuáquera de consenso.
- Una tarjeta amarilla significa «puedo aclarar» o «necesito que me aclaren» (de lo que se ha dicho).
- La tarjeta roja es una tarjeta de proceso. Cuando se levanta la tarjeta roja pide a los miembros que observen o presten atención al proceso. Por ejemplo un individuo que levanta una tarjeta roja podría decir: «aquí nos estamos saliendo del tema», «¿cuál es nuestro objetivo al hacer esto?» o «¿qué les parece si tomamos un receso?». Les da a todos los miembros oportunidad por igual de ser facilitadores.
Para la decisión [editar]
Después de la discusión, el facilitador articula una propuesta y hace un llamado para que muestren sus tarjetas.
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- La tarjeta verde significa: «estoy de acuerdo».
- La tarjeta amarilla significa: «me abstengo» (no me opongo pero no lo apoyo).
- La tarjeta roja significa: «no estoy de acuerdo, pero estoy dispuesto a trabajar para encontrar una forma mejor, tomando en consideración lo que se ha dicho por otros miembros del grupo». De esta manera el sostener una tarjeta roja no detiene el proceso, significa que la persona que la sostiene va a trabajar con los demás en el asunto en cuestión para traerlo a una junta posterior. Esto asegura que las tarjetas rojas no sean usadas a la ligera.
Si el grupo accede a aplicar métodos como estos, y si todos los miembros del grupo están dispuestos a trabajar en ello, la toma de decisión por consenso puede ser a la vez, efectiva para alcanzar las metas del grupo y eficiente en tiempo.
Crítica [editar]
Existe un número de críticas sobre la toma de decisión por consenso. Una es que puede llevar a una situación donde un relativo número pequeño de personas, (una facción), pueda bloquear la acción que es deseable por la mayoría (ver Minoritarismo). Otra es que puede haber decisiones donde la polarización ocurre y no se puede alcanzar consenso. En tales casos un grupo u organización puede llegar a un atoramiento. Los líderes carismáticos pueden persuadir a un grupo de miembros de adherirse a él, y si se permite continuar, puede entonces, con el tiempo quitar el estatuto de miembro de grupo individual. La toma de decisión por consenso ha sido también criticada porque no hay ninguna persona responsable específicamente de las consecuencias de una decisión al distribuir entre todos los miembros del grupo la responsabilidad. La toma de decisión por consenso puede también ser lenta.
La toma de decisión por consenso puede llevar a cierta dinámica patológica de grupo. Por ejemplo, se puede desalentar a las personas de expresar opiniones contrarias por la preocupación que pueda romper con el consenso. Esto puede llevar a una situación conocida como «conformismo grupal» en la cual cada persona de un grupo cree que cierta estrategia es mala, pero nadie esta dispuesto a expresar esa opinión porque tiene la impresión errónea que los demás miembros del grupo apoyan la estrategia.
Finalmente, la toma de decisión por consenso puede fallar en situaciones donde un asunto es suficientemente divisible y en donde el consenso simplemente es inalcanzable.
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